sábado, 3 de enero de 2009

Cierro la boca


Qué lleno de ruidos tu silencio. Tu risa bien disimulada. Tu abrazo siempre transparente. Tus ojos como una coraza. Estás justo aquí, sin embargo no me miras y para cualquiera eso qué importa, pero tú sabes de lo que hablo.
Tócame. Así como si nada, tus manos inventando un pretexto para escapar de la tentación de aferrarse a mi espalda. Mírame, ya deja la tontería, no me importa quién nos note el arrebato en las mejillas. Acércate, sé que está tan caluroso el día, sé que sabes cómo mi piel se enciende y sé cómo muero por tu piel arriba.
Y en unos minutos te abrazo, me abrazas, nos tratamos tan cordiales y qué ganas de gritarte, qué ganas de gritarte que...Pero es tarde, debo irme. Y dejo estas letras para algún otro maldito día.

5 comentarios:

  1. Supongo que mientras llega ese maldito día, es delicioso sentir las mejillas ardiendo sin importar quién nos mira. Y sin embargo parece que importa, y mientras se incendian, tratamos de apagar el fuego hasta otro maldito día.
    La poesía siempre remueve recuerdos y vuelve a prender el fuego extinguido.
    Un beso Maga.

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  2. Así es. Para que tanto, para qué disimular tanto.
    Al final del dia vale mas la pena un abrazo sincero rechazado que un saludo cordial bien disimulado con esfuerzo.
    Un abrazo desde el sur

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  3. Siempre es mejor un abrazo con buenas intenciones y sentimientos. Ese ruido del silencio es como un puñal que nos ponen en las pupilas.
    Espero que estés bien, un gusto pasar por tu casa de nuevo.

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  4. No guardes palabras para otro maldito día...vomitarlo todo...gritar esas cosquillas, y esas luces de colores más vivos, intentar acercarse a la descripción de la fruición inexplicable que nos produce la presencia.

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Y tú, ¿qué quieres decir?