jueves, 23 de octubre de 2008

Mala


Aquí vamos. Yo y los recuerdos que se agolpan en mis manos. Justo frente al reflejo de tus ojos encendidos. De tu mirada tímida tal vez arrepentida y este montón de miedos. Me mata el amor incendescente, la herida inintencionada, la culpa autoimpuesta. Necesito tu abrazo. No me he rendido, en ningún caso, sigo tan de pie, tan tercamente entera como cuando por primera vez nos desnudamos.

Aquí vamos. Yo y aquello que dejas en mí como el mejor de los regalos. Y yo, simplemente, voy a matarlo. Soy una bestia doliente que te está negando.
No importa lo que suceda, solo recuerda que te he amado.

jueves, 16 de octubre de 2008

Asesinos



Desde el exquisito momento
en que me entregué a tus brazos,
a tu boca, a tu sexo,
supe que nunca nada sería igual.
Supe que no importa lo lejos que me fuera
llegaríamos al mismo lugar.
No pudimos estar juntos,
nos quemamos,
y entendimos temprano
que nuestra historia debía acabar.
Caminamos en sentidos opuestos,
por elección más que por voluntad.
Cuando dos se pertenecen
cerrar los ojos solo sirve para negar,
no desaparezco ni desapareces
y el destino insiste en vernos llegar.
Y ahora dime qué hago
con esta historia que no quiere terminar,
que desobedientes, incoscientes,
nunca debimos comenzar.
Ayúdame,
me rindo,
lo he intentado,
pero no te puedo quitar.

jueves, 9 de octubre de 2008

Tu abrazo


Sentir cómo llegas,
con tu impulso de vida galopante
a mis brazos...
y llega una brisa indómita,
olor a hombre dulce,
a árbol,
a mar
y a lluvia.

martes, 7 de octubre de 2008


No me olvides. No me quites. De esa marca pequeña bajo tus dedos. De la tierra, la ruta sagrada, el descubrimiento mutuo, el trozo de mi alma que te di. Tú, no oses dejarme en el olvido. Arrancada de tus causas, de tus culpas, ni de tu piel. De pie al borde de tus sueños, los pecados que tejimos sin cometer. No borres no mates no niegues. Ni el trinar de los pajaritos en la ventana, ni el abrazo a ras de suelo o el calor que emanaba de mí.

Soy tan culpable como quieras, tan dulce, tan ansiosa, tan complicada y enredada como solo yo...

Pero ni la rabia o la calma reemplazan el fuego.

Y yo, cobarde, nunca pude decirte adiós.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Soy

Soy
en alguna parte entre la cama deshecha de mi infancia y la boca entreabierta de Max al dormir. Se me vislumbra apenas en la punta de los dedos de mi primer amor, desde donde siguen las huellas hasta la cocina de mi madre. Mi voz comienza desde tu boca, cruza raudo el cerro Ñielol y cae rotunda en la desembocadra del BíoBío. La piel la tomé de las arenas de Leblon en Río, la lavé a orillas del río Cautín, la perfumé entre los bosques del Amazonas y la pinté de pequeñas estrellas oscuras robadas de las cuevas volcánicas del Villarrica. Del mar que me desarma tomé prestadas mareas para colgar en mis ojos, del infierno mismo que es mi tristeza innata surgió mi alma y de puro enamorada me crecieron alas.
Soy
una niña malcriada, una gata siempre en celo, una mujer que no te necesita, una amante que te clama, tu demonio, tu cruz.
Soy
algo que brotó espontáneo entre el musgo de las rocas del río y el sol del primer amanecer del mundo.