martes, 19 de agosto de 2008

Todas tus putas


Las conocí a todas.
Las sufrí a todas.
Las odié a todas.
Pero más te odié a ti.
Las enfrenté a todas.
Las hice mierda a todas.
Y por cada una te golpeé.

Te encaré tu mierda
te devolví tu traición
y por cada una te hice el amor.

Corrupta, iracunda,
enferma y triste,
no hay nada que no hubieras roto
dentro de mí.

Todas tus putas juntas
no me llegaban a los talones
todas tus putas tristes
no valieron lo que nos costó.

Y lo sabes
y lo aceptas

pero la más puta de todas
terminé siendo yo.

Postre


Buenos Aires. Gran Bar Danzón. Subir por una escalera estrecha y oscura, apenas alumbrada por antorchas en la pared. Entrar a ese lugar casi en penumbras, cuya escasa luz venía desde el suelo. Negras las mesas, negras las paredes, negros los asientos. Sentarme frente a la cava que cubría una extensa pared tras del bar. Beber con cada plato una copa de vino distinta, mientras me explicaban qué buscar en cada sorbo, cómo sorprenderme en cada bocado.
El plato final era un sueño. Pequeñas muestras de lo divino, en nubes color chocolate que emanaban vapor al partirlas, cristales dulces y fríos que se apoderaban de tu boca, cremas y capas crujientes, manjares, fresas y uvas. El último trozo fue despertar de un sueño.
Todas las imágenes se me repiten contigo. Desde el momento en que te miro a los ojos. Siguiendo por el ritmo que dictan tus manos, el beso tuyo que devora mi boca, ese olor dulce que alcanza mi paladar y aprieto con mi lengua. Tus firmes mandatos. Tu silencio. Tus gemidos suaves. Tus manos que buscan el sitio exacto y obligan a las mías, rendidas, a hacerte caso.
Termina y queda en mí ese mareo delicioso de haber caído en picada por un precipicio. Abro los ojos y me sorprendo de tenerte cerca. Y te huelo...y te toco. Y tu sudor tibio en mi piel temblorosa, me repite que fuiste cierto. Que para mí tu eres el mejor de los postres, el más tibio manjar....saboreado de a cucharaditas.

viernes, 15 de agosto de 2008

A la deriva


Atontada a medianoche, náufraga entre sábanas, como ciega buscando olores, trazas de recuerdos agolpados en la almohada. La lámpara bailando sobre el velador se ríe. Es una balsa mi cama, perdida en mar abierto. Pasó la ola y no vendrá de nuevo. Sueña con el sol de la mañana, aférrate al recuerdo de volver a casa. Todo lo que soñaste era producto de tu deshidratada cabeza. Y no te has dado cuenta. Dónde empieza la realidad y qué es un sueño. ¿Es esto un vano intento de revivir lo ya perdido?. El mundo dio mil vueltas mientras tú yacías inconciente. Incorpórate y rema, rema a morir todo lo que puedas. Aunque te estrelles contra la roca. Al menos así sabrás donde has estado todo este tiempo.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Otro rincón del Mundo

Acostumbrada como estaba a tomar sin pedir permiso, a tocar sin tomar en cuenta, a actuar suponiendo respuesta. Osada y apasionada, endiabladamente atrevida. Sin pudor de ojos, manos ni boca.

Alto.

Tus códigos son otros, tus tiempos distintos. Tu piel lleva un mapa preciso de caricias y deseo. Aprender a acercarme de nuevo, a soltar en vez de apretarte, a dejarme guiar por tus dedos. Temblorosa y llena de ansias, apretando mis piernas para no saltarte encima. Mirándote a los ojos como un perrito nuevo. Te espero, me guías, te busco, me contienes, te sigo y me enloqueces más todavía.
Y toda mi obediencia es premiada con tu gloriosa presencia en cada célula mía.

martes, 12 de agosto de 2008

Regreso

Yo no lo niego. La imagen de tus ojos regados por el sol en mi balcón. La risa que me causó verte en la puerta pidiendo que te invitara a entrar. El beso suave en mi boca que dijiste habías estado esperando toda la semana. El abrazo y el silencio que agradeciste. La conversación un poco embriagada y tu piel suave al hacerme el amor. Las historias de cama y tu olor. Tus deseos de ganar un espacio que fuera solo para los dos. Todo ese día se repite en mi cabeza como una canción. Con su Adaggio y Alegro Andante , con sus acordes sensibles a los latidos de tu corazón. Buscar las señales de tu piel, la historia escondida, los motivos enclavados en cada recodo, dibujo, línea y trazo.
Pero aquí te miro y no sé si podremos lograrlo. Quizá solo terminemos siendo el sueño que de viejos nos hará sonreir. Y tras cada nariz pequeña como la tuya, buscaré unos ojos de niño bueno, una espalda firme, una boca generosa, unos brazos tensos y unas manos de dedos largos e inquietos.Tras cada mirada intensa se estremecerá mi cuerpo entero.
Pero si tan solo sigo caminando y no me aparto demasiado, tal vez logremos ese rincón que sea solo nuestro. Y podamos recorrer nuestra piel y el mundo entero como en ese día de ensueño.
Tal vez ....

lunes, 11 de agosto de 2008

Arder sin incendiarnos


Grito y te golpeo

los nudillos rojos de rabia

los ojos cansados de llanto

la piel agotada de amarte

el alma adolorida y entregada.

Me dolió maldita bestia,

porqué no paras

porqué no piensas

porqué no escuchas.

Grito y te culpo

miras en silencio,

lloras y me abrazas.

Y dices cómo crees,

cómo crees que voy a dañarte!

por qué estoy aquí, entonces?

por qué estoy volviendo?.

Y yo te digo que no sé

que no entiendo nada hace tiempo

y tú me cobijas en tus brazos,

y la noche llega y lloramos.

La piel llena de hematomas

los ojos llenos de llanto

el sexo rendido

el alma abierta

y por fin entendemos,

que estamos destinados a morir

escribiendo esta historia.

viernes, 8 de agosto de 2008

Algo en el tintero


Ya pasé la fila de personas. Mi chaqueta guardada. El olor intenso a cigarrillo me recibe en una bofetada. Me quedo en una esquina atisbando, hasta que veo tus patillas recortadas, tu mirada inquieta que sé me busca.
Me quedo agazapada entre la gente y la oscuridad. Dudo solo un instante. Cuando veo cómo el hombre que está a mi lado me mira, ya estoy lista. Con paso firme llego a tu lado, tomo tu polera y te atraigo hacia mí. Me miras y no alcanzas a decir nada. Te cruzo el cuello con mis brazos, en puntas de pies me aprieto contra tu cuerpo y te como la boca profundo de un solo beso.
Media vuelta y salgo antes que entiendas nada.
Recojo mi chaqueta. Él ya me espera afuera.

martes, 5 de agosto de 2008

Just too good



Busca en cada rincón de esta piel que te clama, no temas quemarte, no temas perderte. Ahí estaré en cada paso , en cada beso, en cada latido desesperado. No me sueltes, no dejes de mirarme a los ojos, no dejes de oler mi cuello, de rasguñar mi espalda. Busca mis huellas que son las tuyas, las que tú has dejado en mi piel. Quita las dudas, deja la culpa tras la puerta, que las memorias nos esperen un rato. Hagamos de nuestros cuerpos una guarida, donde nadie pueda encontrarnos.
Voy a tratarte tan bien...es un trato.

domingo, 3 de agosto de 2008

Llueve



Desperté por el sonido de una gota . Por un momento no entendí nada. Estaba hundida en el agua de la tina, ya helada. Comencé a temblar. Mis manos estaban ateridas de frío. Cayó otra gota desde la llave. Estaba tan mareada que al tratar de ponerme de pie, volví a caer, golpeé mi cabeza y derramé agua hacia fuera. Logré salir empapada y me cubrí con la toalla. Seguía temblando y mi cabeza estallaba. Fui pisando frascos mientras salía. Mi pieza era un caos. Había olor a humo y mi ropa estaba tirada por todos lados. Me recosté en la cama deshecha. ¿Estará lloviendo afuera?.

viernes, 1 de agosto de 2008

Miedo

Anoche tuve una pesadilla. Un recuerdo de hace años retornaba vívido como una maldición.
Caminaba de prisa y era de noche. Hacía frío y mi respiración provocaba una estela de vapor.
Dos hombres jóvenes, riéndose, caminaban tras mío. Aceleraba el paso y creía que los había perdido. Daba vuelta la cabeza, pensando que ya no estaban. Y sentía el golpe. Caía de lado en el cemento húmedo y helado. Tenía un cuchillo en mi garganta y todo el peso de uno de esos hombres se cargaba en mi pecho y me costaba tomar aire. Escuché cómo se reían y no podía gritar por auxilio ni mover las manos. No había nadie más que nosotros tres. Y yo solo quería desmayarme y desaparecer del mundo.
Derperté aterrada. Sin atreverme a hacer ningún movimiento. El pecho galopando. Abrí los ojos y lo vi. Vi su silueta. Su ropa. Su cara mirándome en una sonrisa endiablada, los brazos cruzados. Sentí su odio inexplicable. Su rabia.
Quería gritar. Llorar a gritos.
Pero solo me quedé mirándolo en la oscuridad, sin poder aceptar que la pesadilla aún no había terminado.

Sleep now in the fire


No importa como llueve. Aquí no puede hacer frío. Estamos solos en este sagrado instante. Sabe Ud. señor que no lo buscamos. Fue esa esquina en donde se encuentran los momentos. Donde dos, como tú y yo, se miran y deciden qué hacer con lo que de pronto descubrieron. No importa si está algo oscuro o si anoche te dormiste tarde o si hoy me desperté temblando porque llegabas. De pronto estás justo aquí y no me sale palabra.
Como en ese primer beso, acercas tus manos a mi cara. Y de nuevo siento tus labios suaves y dulces entrando el los míos. Todo mi cuerpo como un imán se pega al tuyo, arqueo mi espalda como una gata. Cómo le digo a tus manos que no se detengan. Tu respiración se agita y siento mi corazón pateando en mi pecho. Tus dedos se meten por bajo mi ropa. Lo admito, tengo miedo. Me detengo un segundo para mirar tus ojos. Ahí estás, me sonríes y empezamos de nuevo.
Te quito la chaqueta, la polera y toco tus brazos. Adoro tus brazos, no puedo, nunca pude, dejar de mirarlos. Toco sus dibujos, los beso y atrapas mis labios con un beso. Me desnudas hacia arriba, me miras, me apego a ti y siento tu piel contra la mía. Un escalofrío me recorre entera. No te estoy besando, te muerdo la boca. Vas a mi cuello y hueles y lames y siento que las piernas me fallan. Me cuesta tomar aire. Llevo mis manos a tu cinturón y lo tiro con impaciencia. Tus uñas se entierran en mi espalda. Tus dientes en mi cuello. Se me escapa un gemido. No opongo resistencia. Estoy a tu disposición. No me hablas, pero tu cuerpo me guía. No sé cómo de pronto estoy enredada a tus piernas. Tu piel caliente, tus manos ansiosas. Casi no lo creo. Te clavas dentro mío. A veces hasta creería que Dios existe. Me encuentro con tus ojos y te miro. A dónde vamos a llegar. Cómo vamos a guardar esto. Me muerdo la lengua. Gimes. Lamo tu oreja, acaricio tu espalda. Tomo entre mis manos tu cara. Te beso hondo mientras mi cuerpo se moja y se sacude con el tuyo. El tiempo desaparece y nosotros hemos regresado al cielo un momento. Hasta dónde vamos a llegar. Lejos, dijiste anoche y soñamos despiertos con lo mismo. Hasta dónde vamos a llegar. Si solo fuera esto, ya habría valido la pena. Ahora ,a dormir en el fuego...