viernes, 30 de octubre de 2009

Nacer


No esperaba ser feliz.
La vida me mira desde la hoja que se mece en el árbol frente a mi ventana.
La muerte no es una amenaza, se va instalando en mis arrugas, en mi vientre menos fértil y en mis canas.
El camino sigue zigzagueando y se torna desafiante al final de la jornada.
Apilo los recuerdos en estantes que separan los momentos felices de las deslealtades. Y el dolor es un estandarte que me clama victoriosa tras la batalla.
Me disculpan el silencio, amigos, he estado ocupada. Soñando mi cabañita en el bosque, armando mis trenzas, disfrutando la lluvia y preparándonos de a dos, para lo que depara el mañana.
Un abrazo.