sábado, 30 de abril de 2011

Dolor


Tu dolor desgarró la cínica tranquilidad en la que caminábamos hasta ese día.
Tuve tanto miedo de que todo este edificio enorme que habíamos levantado fuera una gran mentira. Tuve tanto miedo y sentí como el pasado susurraba en mi oído, deleitado.
De pronto me sentí empujada muy lejos, mientras tú desatabas tus heridas. Quedé sola, hundida en un vacío enorme, que me pareció ya conocía.
No quise abrazarte, atontada de dolor, de soledad anticipada. 
Callaste.
Yo seguí andando.
Ambos rumiando el dolor que nos habíamos provocado.
Me tomaste.
Nos abrazamos en silencio.
Buscamos nuestras miradas e hicimos el amor, desesperados.
Amor, en tus ojos desolados reconozco algo mío.
Sin todo el dolor vivido no sería quien soy ahora.
No valoraría mis alegrías.
Y así como hoy nos dolimos,
si espero aquí a tu lado, veré como amanece radiante el nuevo día. 
Aquí estaré, con luz u obscuridad, con mi mano pegada a la tuya, 
desbarrancándonos juntos o buscando la salida,
mirando el amanecer o en noches doloridas.
No me voy a ningún lado.
Porque el dolor es tan necesario como la vida misma.
Aquí estoy, amor.

jueves, 14 de abril de 2011

Ronda


Yo quiero que me quieras como te he querido
que en tus noches mis días hayan nacido
yo quiero que me desees como en mis sueños
que me quiebres, que me tomes sin respeto, amor mío.
Búscame sin saberme ni entenderlo
que en tí todo lo mío se ha volcado
guárdame aunque solo sea por un momento.
Contigo soy más pequeña
y he descubierto
que el mundo se torna enorme!
y por fin entiendo...
que más te he querido
y sin embargo...
soy yo la que más gana en este cuento.

domingo, 10 de abril de 2011

Salvaje


Ebria de tu piel, despierto en medio de la noche.
Has dejado la ventana abierta de par en par.
Mi piel erizada de frío atrapa la tuya, dulcemente caliente.
Huelo tu cuello y un escalofrío me recorre el cuerpo.
No conocía esta hambre, que de pronto se apodera de mí.
Sigo reptando por tu cuerpo, cuidando de no despertarte.
Estás tan vulnerable así, entregado a tu sueño,
que todos los pensamientos malignos se agolpan en mi pecho.
Quiero devorarte por entero.
Busco con mi olfato el secreto de todos tus rincones
y cada uno se entrega a mí sin remordimiento.
Llego a creer que de verdad estás despierto.
No sientes cómo me deslizo en tu entrepierna,
apenas te quejas cuando te recorro con mi boca,
me abrigo bajo tus brazos,
muerdo con mis labios tus muslos exquisitos.
Justo cuando mis rostro se pega al tuyo,
me atrapas en un abrazo.
Me susurras al oído,
"todo lo que has tocado es tuyo".
Y te duermes como si nada,
dejando mi corazón bombeando, enloquecido.