jueves, 10 de abril de 2008

El guardián de mi espalda


Años


De pronto he envejecido todos los años.

Estoy más huraña. Arrastro un poco los pies. Al espejo noto mis canas. La arruga de la frente ya no se fue. A veces me siento tan cansada. Me duelen las piernas si paso la noche trabajando de pie. Tengo cada vez más sueño. Me despierto temprano, me desespera el desorden, extraño a mis viejos amigos, no intento conocer otros nuevos. Soy terca, testaruda, tozuda y porfiada, mañosa, obscesa, independiente, crítica y reservada. Sonrío menos, confío poco, trabajo siempre, estudio harto. Leo por autores, los libros jamás son demasiados. De la música paso al más abrumador silencio de un solo paso. Tengo cuatro skates y una tabla de surf apoyados en la pared. Un grupo de pesas y elásticos para ejercitar en el escritorio. Una colección de revistas de tatuajes, otra de deportes y otra de viajes. Me hice mi cuarto tatuaje y voy por el quinto. Los comentarios me divierten, las opiniones me interesan poco, la mejor conversación es la que surge de noche con la luz apagada después de hacer el amor.

Ya no quiero cambiar. Y el que a alguien no le guste, a mí me encanta. Mi punkie interno brota en cada trozo de mi ser. Ahora tengo espinas donde antes había piel.