viernes, 1 de agosto de 2008

Sleep now in the fire


No importa como llueve. Aquí no puede hacer frío. Estamos solos en este sagrado instante. Sabe Ud. señor que no lo buscamos. Fue esa esquina en donde se encuentran los momentos. Donde dos, como tú y yo, se miran y deciden qué hacer con lo que de pronto descubrieron. No importa si está algo oscuro o si anoche te dormiste tarde o si hoy me desperté temblando porque llegabas. De pronto estás justo aquí y no me sale palabra.
Como en ese primer beso, acercas tus manos a mi cara. Y de nuevo siento tus labios suaves y dulces entrando el los míos. Todo mi cuerpo como un imán se pega al tuyo, arqueo mi espalda como una gata. Cómo le digo a tus manos que no se detengan. Tu respiración se agita y siento mi corazón pateando en mi pecho. Tus dedos se meten por bajo mi ropa. Lo admito, tengo miedo. Me detengo un segundo para mirar tus ojos. Ahí estás, me sonríes y empezamos de nuevo.
Te quito la chaqueta, la polera y toco tus brazos. Adoro tus brazos, no puedo, nunca pude, dejar de mirarlos. Toco sus dibujos, los beso y atrapas mis labios con un beso. Me desnudas hacia arriba, me miras, me apego a ti y siento tu piel contra la mía. Un escalofrío me recorre entera. No te estoy besando, te muerdo la boca. Vas a mi cuello y hueles y lames y siento que las piernas me fallan. Me cuesta tomar aire. Llevo mis manos a tu cinturón y lo tiro con impaciencia. Tus uñas se entierran en mi espalda. Tus dientes en mi cuello. Se me escapa un gemido. No opongo resistencia. Estoy a tu disposición. No me hablas, pero tu cuerpo me guía. No sé cómo de pronto estoy enredada a tus piernas. Tu piel caliente, tus manos ansiosas. Casi no lo creo. Te clavas dentro mío. A veces hasta creería que Dios existe. Me encuentro con tus ojos y te miro. A dónde vamos a llegar. Cómo vamos a guardar esto. Me muerdo la lengua. Gimes. Lamo tu oreja, acaricio tu espalda. Tomo entre mis manos tu cara. Te beso hondo mientras mi cuerpo se moja y se sacude con el tuyo. El tiempo desaparece y nosotros hemos regresado al cielo un momento. Hasta dónde vamos a llegar. Lejos, dijiste anoche y soñamos despiertos con lo mismo. Hasta dónde vamos a llegar. Si solo fuera esto, ya habría valido la pena. Ahora ,a dormir en el fuego...

7 comentarios:

  1. El arpa es un instrumento musical de 36 cuerdas y este relato, me lo imagino, como un arpegio de cuerpos que entronizan el amor y la pasiòn, de manera perfecta. Abrazos.

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  2. Como de costumbre, un placer que se lee, se vive y se revive.
    Saludos sexy girl.
    :)

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  3. ¡Qué curioso!

    Al leerte, pensé en Verena (o Freyja). Y la tienes en tu lista de lectura.

    Siempre contemplo (alucinado) las imágenes que publica Verena.

    Con ella no hemos podido coincidir en viajar juntos a visitar a nuestros marineros mayores a orillas del mar del Maule...

    Hay armonías entre ustedes. De pronto parecen una sola persona...

    Acaso también somos otros seres o un solo ser con miles de bocas...

    Y hay puertas quizá hacia miles de mundos en que somos los únicos habitantes repetidos hasta el infinito...

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  4. Tomar una emoción y calarla hasta los huesos. Quitar la razón y dejarse guiar solo por eso. Rota el mundo pero nada de tí lo nota. Tú eres el centro del universo. Sigue girando todo en tu cabeza, hasta quitarte el último aliento. La vida, señores, es un sueño.

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  5. Un suenio sin duda, del que no se quiere uno despertar, y seguir viviendo esas emociones quitando la razon, dejando el corazon y la piel recorriendo todo eso y algo mas.
    Simplemente, maravilloso.

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  6. La vida es el sueño de quienes no saben como vivir de otra manera. Como ayer y como mañana, como tu y como yo, este es nuestro sueño. Pa siempre Calamar Bestial.

    Besos Demonio de fuego
    Miles

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