El oleaje del mar y tú durmiendo a mi lado.
La boca entreabierta y el mar golpeando.
Toco tus labios y el mar afuera.
Abres los ojos y revienta una ola.
Me acercas con tu brazo y corre el viento.
Siento tu aliento en mi boca y ruge el bravío mar.
Tus manos siguen por mi espalda y te juro que avanza la marea.
Comienzas a salir de tus sueños y me aprietas contra tí.
Se mojan los pies de la cama.
Abres tu boca en mi cuello y sé que la sal llega a mis piernas.
Hundo mis uñas en tu pelo, sostenme amor, que me ahogo.
Sé que estoy muriendo, siento mi piel mojada
y todo lo que me mantiene a flote eres tú.
Y me agarro de ti como mi tabla.
Con uñas manos piernas dientes y pies.
Te presiono fuerte contra mí, no quiero perderme.
Pero las olas han crecido tanto y rompen en mi piel,
en mi pelvis, en mi vientre.
Y caigo, caigo.
Me toma el mar en tu abrazo,
me vuelca entera en tu boca,
me rinde, me mata, me condena en tus caderas.
Y tarde me doy cuenta, Amor,
que eres tú
y no el mar
-quizá es lo mismo-
quien me ha quitado la vida.
Dejarse llevar
ResponderEliminarsentirse perdido
sentir el descontrol
Sensaciones muy maravillosas.
Un abrazo desde el sure...
Un amor mecido por las olas, que lleva y trae una sonrisa, a veces, una lágrima otras. Abrazos.
ResponderEliminarLa mer
ResponderEliminarLa mer
qu'on voit danser le long
des golfes clairs
a des reflets d'argent.
La mar
des reflets changeants
sous la pluie.
La mer
a bercé mon coeur pour la vie.
(Der Hexenmeister)
Hay amores que matan
ResponderEliminarLo mínimo que pude hacer..........
ResponderEliminarfue escribir a tus alforjas virtuales......
Gracias.
HdQ
Gracias por tu comentario. Está magníficamente escrito y además, me hace bien. Alabanzas como las tuyas se tienden a tomar más en cuenta. Acabo de leer tu último poema. Me enternece la fuerza de la metáfora, el bravío mar, el deseo, la entrega al otro sexo, como lo dicta la naturaleza. La vida debiese ser sólo eso y todo andaría muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo
MUJER
ResponderEliminarVastas son las señales de tu ser:
como la tierra.
Estás marcada por el pasado
y vuelcas tus secretos
en abismos y altiplanicies
que se yerguen en tu piel
¡a ver quién quiere desafiarlos!
yo en cambio soy hombre y soy parvo,
territorio que se pierde
en el confín de tu mirada.
Mujer déjame creer que soy, que existo.
Ya ves, no basta el tiempo,
es breve la ventana abierta y la llamamos vida.
Quiero estirar mis dedos sobre tu superficie
dejar esta ristra de horas sin fin
hacerme nada en tu extensión...
hasta que vuelvas a parirme.
ESTEBAN GIL NAVA