sábado, 30 de abril de 2011

Dolor


Tu dolor desgarró la cínica tranquilidad en la que caminábamos hasta ese día.
Tuve tanto miedo de que todo este edificio enorme que habíamos levantado fuera una gran mentira. Tuve tanto miedo y sentí como el pasado susurraba en mi oído, deleitado.
De pronto me sentí empujada muy lejos, mientras tú desatabas tus heridas. Quedé sola, hundida en un vacío enorme, que me pareció ya conocía.
No quise abrazarte, atontada de dolor, de soledad anticipada. 
Callaste.
Yo seguí andando.
Ambos rumiando el dolor que nos habíamos provocado.
Me tomaste.
Nos abrazamos en silencio.
Buscamos nuestras miradas e hicimos el amor, desesperados.
Amor, en tus ojos desolados reconozco algo mío.
Sin todo el dolor vivido no sería quien soy ahora.
No valoraría mis alegrías.
Y así como hoy nos dolimos,
si espero aquí a tu lado, veré como amanece radiante el nuevo día. 
Aquí estaré, con luz u obscuridad, con mi mano pegada a la tuya, 
desbarrancándonos juntos o buscando la salida,
mirando el amanecer o en noches doloridas.
No me voy a ningún lado.
Porque el dolor es tan necesario como la vida misma.
Aquí estoy, amor.

8 comentarios:

  1. Es el manifiesto de un amor que sabe de sufrimientos y que en la eterna lucha por sobrevivir hecha mano a todos los recursos. Vibrante, como siempre. Abrazos.

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  2. La hermosa boca del amor susurra estas palabras.

    Un abrazo.

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  3. La valentía del amor, el único que hace del dolor una esperanza.

    Un fuerte abrazo, de esos tan necesarios en esta vida.

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  4. Tomo tu relato y me lo llevo a mi corazón para poder recordar cada palabra en el momento exacto.
    Leyéndote me pregunto cuánto hay de casualidad en la vida...
    Un abrazo que cruza el Atlántico.

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  5. Mil años sin pasearme por tu blog, estimadísima mía.
    Veo que aún lo actualizas, veo que me queda mucho por leer...
    Así es el dolor querida mía, así es el darse cuenta. Personalmente, y fuera de todas las enseñanzas de mis maestros, creo que el dolor nos purifica y nos enseña mas que nada ni nadie, la idea es, siempre, estar atentos y a aprender de él, no quedarnos con la idea de sólo combatirlo. Y mejor es si no estas solo(a) en ese camino.
    Un abrazo grande, continuaré leyendo...

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  6. ¿Cuándo regresas a nuestro secreto mundo?

    No tardes...

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  7. En la caja de Pandora lo último que había era la esperanza. Que aún tenemos de tu regreso.

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Y tú, ¿qué quieres decir?