miércoles, 11 de noviembre de 2009

Volver



Tengo una mañana de ojos cansados y tú ese abrazo hambriento de tantos días. El silencio en medio de la turba ensordecedora y de nuevo el reencuentro con tus ojos, pequeños abismos donde se ha caído mi alma entera. Pasos presurosos a tu encuentro, a tu cuerpo y esa tibieza tan tuya. Caen entonces los ladrillos mal apilados con los que construí el muro que me rodeaba y sostenía desde que partiste. Y como si nada vuelvo a ser parte tuya, a dejar de ser uno y ser dos. Tus manos y tu boca, mi piel alborotada, mis dedos que se continúan en tu cuello, mis ansias que son parte de tu sonrisa y la alegría con la que invades de mi cuerpo, cada rincón. Bienvenido seas, amado, a tu hogar que es mi pecho, a tu cuna que son tus brazos, a llenar con tu agua mi sed.

7 comentarios:

  1. Que belleza de sentir!, que piel más atenta al amor!

    Que perdure y transite mucho tiempo por ti.

    ResponderEliminar
  2. Un manual perfecto del arte de amar. Abrazos.

    ResponderEliminar
  3. En este mundo negro, te necesito para saciar mi hambre voraz, te necesito para nacer de nuevo, te necesito en mi vida pues tu eres mi herencia… te necesito para volver a vivir, para volver a creer que la tierra del desamor no existe.

    ResponderEliminar
  4. En silencio y maravillado me inclino ante ti y te abrazo.

    ResponderEliminar
  5. La sed, se construye de sí misma, no de tamaño de vaso ni cisterna, auqnue no seamos más que ojos de vasos, y cisternas.

    Saludos y un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Querida Maga: Una vez más esos versos que con las sensaciones de nuestros cuerpos crean emociones en el alma...capaces de derrivar muros.
    Un beso.

    ResponderEliminar


  7. Que el año que comienza nos traiga energía e inspiración para crear mundos deseables y habitables desde la palabra empeñada. ¡La imaginación al poder¡ ¡A conquistar la realidad!

    Un gran abrazo para ti.


    «Cada rincón de un minúsculo florecer se hace cotidiano tras la palabra hasta habitar lo des-habitado como infante frente a la hoja en blanco.»

    BELMAR

    ResponderEliminar

Y tú, ¿qué quieres decir?