viernes, 31 de julio de 2009

Breve cuento para Cassandra


Conocí a una persona a quien le asustaba el silencio. A quien le aterrorizaba esa hora del día en que la luz decrece y el ruido de la ciudad se va desvaneciendo.
Era un hombre solo, huraño, casi viejo. A pesar de ser joven, caminaba como escondido.
Solo en su departamento, en un piso alto como le gustaba, cuando caía el sol, él le temía a la ciudad. Como mirando un abismo, observaba con angustia y fascinación, como se encendían las luces en el horizonte. Imaginaba cada uno de los cientos de hogares, cada una de esas pequeñas luces, los padres llegando a casa, los niños corriendo por los pasillos, las cocinas y las ollas preparando con sus vapores y olores de las comidas, los juguetes en el suelo, las mujeres riendo, los autos llegando, las puertas y los cerrojos. Y todo eso ocurría allá fuera, todos llegaban a casa y le daban la espalda sin saber que él los miraba. Y cada luz que se encendía aumentaba el silencio de las calles y él se alienaba más y más de la vida.
Entonces, encendía todas las luces de su departamento allá arriba, colocaba bien fuerte la radio, la televisión sin sonido. Buscaba entre sus libros, entre las notas de jazz, entre los cuadros que pintaba y las fotografías que guardaba, alguna excusa para no pensar más, para dejar de temblar.
Una vez me dijo- justo cuando lo acompañaba una de esas tardes y me pedía que por favor le cocinara algo, que por favor le hablara de algo-: " estoy tan solo, que cuando afuera todo calla, siento que me estoy muriendo aquí".

8 comentarios:

  1. Qué decir que no esté dicho en ese silencio!
    No quiero eclipsar tus palabras con otras que dicen menos.
    Sólo contarte que una lágrima indiscreta contempla desde mi ojo mudo, la belleza de tus letras.

    Gracias amiga, gracias!
    Un abrazo sin conceptos resumidos.

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  2. El silencio que camina por las cornisas de la noche. Abrazos.

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  3. Doctora Magda
    ¿Dónde está?
    !Corra! !Dese prisa!
    Debe curar al mago de los sueños, al poeta gloriosos, al brujo encantado, al forjador de sueños, A nuestro queridisimo Mentecato.
    Confio en usted, aunque sea la peor de todas, en su dulzura y en su bien hacer.....
    !Vaya rápido a salvarle de la melancolia, de los humores malsanos de lo que sea que le esté aquejando.

    Un abrazo de Fortunata

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  4. Al leerte, me recordé del escritor italiano Alberto Moravia. La última entrevista en que lo vi, hablaba un viejecillo frágil, dulce, casi lloroso... Sin embargo, qué bella y vertiginosa su literatura.

    Bravísimo, querida Magda.

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  5. letras conocidas... que retumban como ecos muertos en la oscuridad de mi habitación... de mi existencia...

    porqué sucede que cuando te leo... siento un dejo de rabia, pero principalmente de temor???...

    Será acaso que las letras provienen de eso que llamamos alma???... pero no deja de producirme cierta melancolía

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  6. Muy interesante el personaje del viejo. Me gusto mucho el relato...

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  7. y tu????
    eres acaso también una suicida inconformista.... que se mata para vivir....???

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  8. Cada vez son más esos viejitos que escuchan el silencio.
    Yo estoy por la orilla del mar arrastrando los pasos del que un día corría conmigo sobre sus hombros. Y cuando enciendo la luz me gusta mirar cómo sonríe todavía.
    Me encantó tu mirada a esa ciudad que da la espalda.
    Un beso amiga.

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