miércoles, 24 de septiembre de 2008

Sabor a trufa


Apriétala contra tu paladar, me dices mirándome fijo a los ojos. Y tu boca entreabierta a centímetros de mis ojos, me provoca un calor insoportable. Alzas la copa roja llena de vino color miel y la llevas a mis labios. Y bebo.
Eres como el vino, te digo. Te disfrutas mejor de a sorbitos, no sabes cómo terminas tomándote la botella entera. Aprendes a degustarlo y no puedes evitar desear otro.
Sonríes. Siempre sonríes.
Te levantas al baño y me quedo sola frente al espejo, el mismo que refleja tus ojos de pantera sobre mi hombro, cuando regresas sigiloso por mi espalda. Me atrapas entre tus brazos y tus manos se esconden bajo mi ropa. Un escalofrío me recorre entera.
Cómo lo haces, te pregunto en un hilo de voz suplicante, cuando siento que voy perdiendo la cordura ( y la compostura y cualquier vestigio de voluntad que me quedara todavía). No respondes nada. El vino ya se me subió a la cabeza. Tú te me subiste a la cabeza. Estoy absolutamente borracha, ebria y adicta a las mil maneras que tienes de amarme.

7 comentarios:

  1. Sin duda el amor es una adicción dulcísima que te embriaga y te hace sonreír todo el tiempo. Se saborea despacio y cuando te quieres dar cuenta estás entregada por entero a ese placer que te nubla la razón.
    Como siempre, un placer leer tus versos.
    Un saludo

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  2. Las maneras de amar pueden formar un catàlogo imperdible, siempre acompañadas de un buen tinto. Abrazos.

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  3. Me encantó lo que dijo fgiucich: pues amar y amar y libando un tinto de viñas mágicas es habitar el paraíso...

    Un abrazo en tus letras amantísticas.

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  4. me encanta la trufa, me gusta la descripción que has hecho, no me siento bien amiga de letras, estoy cansada de llorar...

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  5. Al menos mucos de nosotros hemos amado y desamado, andado y desandado entre copas. El paladar como entrada a salvaciones y perdiciones varias.
    Fernando, se te extrañó durante tu ausencia, te espermos con ansias.
    Mentecato, eres mi brujo adorado. Aún espero la bandada de loros verdes en mi ventana.
    Amaru, querida amaru, ven a mi abrazo, llora aquí y descansa. Sin palabras compartamos las vivencias de dos arrebatados corazones.
    Los quiero a todos. Me voy solo un par de días en busca de mi mar amado. Mil besos.

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