miércoles, 21 de noviembre de 2007

Kiltra


La parte de mi historia que iluminó un hombre llamado Fernando.
Tenía diez años cuando llegamos solas con mi madre de un soleado Brasil a un frío sur de Chile. Ella , mi madre, joven y bella, con una hija de la mano y otra en brazos.
Chile, ese país extraño, había sido mi cuna y estaba en algo que la gente llamaba dictadura. Hasta allí podía entender.
Perdonen la falta de detalles, solo recuerdo que los zapatos que mi hermana llevaba, antes habían sido míos y que no lograba cuadrar en mi cabeza porqué el hombre que más amaba en esta tierra - mi padre- se quedaba allá si nosotras estábamos regresando. Eso lo pude ir asumiendo después y comprendiendo mucho más tarde.
Así llegó una tarde cualquiera en que me vi de vestido rosa - sí, recuerdo el shock de mi primer vestido, yo que andaba de shorts y trajebaño- en la plaza de armas de Concepción. Lo vi desde lejos y algo en mi corazón se emocionó con ese extraño. Mi madre me lo presentó. Se llamaba Fernando. Era español, alto, bello, hablaba tan lindo y me quedé prendida en sus ojos tiernos y su charla divertida. Al despedirnos, me entregó en una servilleta un dibujo y una poesía. No entendí entonces, pero sé y guardo en secreto ahora, que ese hombre podría ser mi padre.
Al correr de los años y sin saber la verdad aún, me lo fui encontrando, así como por casualidad, en cada etapa de mi vida, y siempre sentí que me iba enamorando de cada nueva cana, de sus historias, de sus escritos, de su conversación amena, de su intensa calma.
En mi familia de ingenieros siempre fui una negra - pero alada- oveja negra. En pijama a las tres de la tarde por no soltar un libro. Escribiendo cuentos y poesías en los cuadernos. Siempre viví a ras de tierra.La distancia de quien yo reconocía como padre, me quebraba el alma. Mi madre se casó de nuevo con una copia en escala de Adolf Hitler, quien fue la peor de las torturas y el más duro castramiento para mis sueños y fantasías.
Hace tres años atrás supe toda la historia de amor de mi madre y Fernando - profesor y alumna- que había comenzado antes de que ella siquiera hubiera conocido a mi padre. Al mismo tiempo miré todo para atrás con otros ojos y aquellas cosas de mi historia y de mi ser que no entendía,, calzaron como por magia.
Allí comenzó un periplo que aún no termina.
Fui a ver a Fernando. Todo su pelo blanco, sus ojos brillantes, su palabra encantada, sus historias de viajes, sus libros. Lo vi tan adorablemente bello. Mi Fer venía de vuelta. Vi las fotos de sus siete hijos. Reconocí mis ojos en otros ojos. Lo miré fijo, con todo el amor del mundo... y callé. Lo abracé largo y me fui. Nunca más lo he visto.
Mi madre se separó de Hitler y quedó desvastada. Todos esos años de maltrato casi se llevan su belleza. No pude abrir otra herida. Imaginé los años de llevar ese amor enorme en los hombros, el secreto feroz, la culpa. Solo la abrazo. La sigo abrazando mientras reúne los pedazos de su vida y se pone de pie.
El periplo al que me refiero se esconde tras mis ojos.
El viaje, el mío, la ira, el maldito abandono, han hecho merma en mí. Trato de liberarme de la rabia, del dolor, pero siento que puedo herir tanto.
No soy de nadie.
Nadie me amó lo suficiente.
Soy una hija falsa. Negada o asumida.
Soy la peor mezcla de razas.
Soy la peor de todas.

9 comentarios:

  1. ... Pero tienes el corazón más bello de todas...

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  2. Hubo un western de 1953 (Shane el desconocido), interpretado por Alan Ladd, Van Heflin, Jean Arthur, el niño Brando de Wilde, Jack Palance, entre otros.

    Un pistolero retirado (Alan Ladd) llega a la defensa de una familia de colonos, cuyo pequeño hijo lo idealiza.

    Gran parte de la película gira en torno a la relación entre el niño y el ex pistolero...

    Al final, Shane (A. Ladd) debe marcharse, porque de ese modo intenta huir de su pasado. Esto es una dolorosa despedida para Joey, el niño (B. de Wilde):

    Shane: Me tengo que ir.

    Joey: ¿Pero por qué, Shane?

    Shane: Un hombre tiene que ser fiel a su naturaleza, Joey. (...) Yo lo intenté, pero a mí no me funcionó.

    Joey: ¡Pero nosotros te queremos, Shane!

    Shane: (...) No se puede volver atrás. Corre a casa con tu madre. (...) Y crece hasta ser un hombre recto y fuerte (...) Y cuídalos a los dos. Adiós, pequeño Joey.

    Joey: Pero papá tiene tareas para ti. Y mamá querrá que te quedes. Lo sé, Shane. No te vayas, Shane. ¡Vuelve, Shane!

    ---------------

    Cuando tú escribiste: "Mentecato, no te vayas nunca", recordé al pequeño Joey y te vi tan niña y desolada...

    A diferencia de Shane, yo no me iré...

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  3. Honestamente, no esperaba tan buena pluma de una médico (si, a veces uno cae en esos prejuicios).

    Así que es una grata sorpresa.



    Bueno, dije que pasaría a leerte, lo hice y ahora me retiro, en mi profile están los links a mis blogs.

    Nos vemos.

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  4. Ser una especie de androide, de una persona tan bella exterior e interiormente como tú,creo que poco nos puede importar tanto a Mentacato(lo descarto) como a mí.
    Lo digo por éste honor de recibir la frase final de tu post anterior.
    No tengas dudas, que como ves, mi catalejo siemrpe estará enfocándote.
    Tu historia de vida es muy intensa, muy rica, pero indudablemente es de las que dejan amrcas en el alma.
    Y para eso estamos aquéllos que solemos no dejar pasar como meras reflexiones de compromiso, a quien se anima a desnudar su corazón, y exponerlo como tú lo haces.
    El barco, estará siempre listo, para cuando desees pensar o recordar mirando al mar, con las sandalias en la mano.
    Me ha quedado una duda, en cuanto a tu relato.
    En mi Perfil tienes mi mail, prefiero plnteártela por esa vía, para no seguir posteando en vez de comentar.
    Qué paradoja, tu final es brillante , poético, pero yo te sigo viendo con la carita pellizcada por el sos, y no pareces la peor.
    Un beso

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  5. Ser una especie de androide, de una persona tan bella exterior e interiormente como tú,creo que poco nos puede importar tanto a Mentacato(lo descarto) como a mí.
    Lo digo por éste honor de recibir la frase final de tu post anterior.
    No tengas dudas, que como ves, mi catalejo siemrpe estará enfocándote.
    Tu historia de vida es muy intensa, muy rica, pero indudablemente es de las que dejan amrcas en el alma.
    Y para eso estamos aquéllos que solemos no dejar pasar como meras reflexiones de compromiso, a quien se anima a desnudar su corazón, y exponerlo como tú lo haces.
    El barco, estará siempre listo, para cuando desees pensar o recordar mirando al mar, con las sandalias en la mano.
    Me ha quedado una duda, en cuanto a tu relato.
    En mi Perfil tienes mi mail, prefiero plnteártela por esa vía, para no seguir posteando en vez de comentar.
    Qué paradoja, tu final es brillante , poético, pero yo te sigo viendo con la carita pellizcada por el sos, y no pareces la peor.
    Un beso

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  6. En este amado camino de la vida, en este tingladillo delirante, hay encuentros y desencuentros...

    Hablaré por boca de Walt Whitman: "Caminaremos juntos, cuando te fatigues puedes apoyarte en mi hombro, pero llegará el día en que tengas que caminar sola, sé valiente y arremete contra las olas..."

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  7. La película por aquí se tituló Raices profundas, y era una historia casi tan hermosa como la que acabo de leer.

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  8. Soy un camaleón, más bien un camaleón mentecato: a veces, tú me saludas, porque soy el enano que pasa por tu lado en las noches de delirios; soy el hombre de los ojos tristes, el de los ojos de fuego, el de los ojos apagados; soy el quesero, el verdulero, el capitán de naufragios, el hombre del sombrero de lluvias, el palafrenero, el santero, el loco que come luciérnagas, el profesor de sánscrito, el cubano de los boleros, el amansador de caballos, el pastor de truenos, el conductor de tranvías en Los Angeles, el solitario en el fondo del bar "Nostalgia", el desconocido que cada mañana aparece muerto bajo los puentes de Amsterdam, el desconocido que llega al pueblo con un paraguas de girasoles...

    Soy la suma y multiplicación de los hombres que no tienen nada y lo tienen todo.

    Un corolario. Y tú lo dijiste: soy un invento tuyo (al igual que el Navegante).

    ¿Y dónde estoy? Pues, en ti...

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  9. Vengo por otra lectura. Hay frases que conmueven.

    Lo único que puedo hacer es mandarte un abrazo de cumpleaños.

    En el fondo de ti siempre encontrarás agua fresca de manantial.

    Y siempre te rodearán buenos camaradas.

    Feliz cumpleaños, bellísima amiga.

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Y tú, ¿qué quieres decir?