martes, 13 de noviembre de 2007

Adicciones


A las letras.Esas desesperadas, inquietas, que se mueven solas, que alcanzan como caricias o te muerden hambrientas.
Encontrar miradas en la multitud. Mujeres solas, hombres distintos al resto, niños traviesos, abuelos perdidos.
Al chocolate. Bitter o rellenos, crujientes o cremosos, derretidos en mis dedos.
A las mariposas en la guata. Un encuentro fortuito, una carta atrevida, una mirada arrebatadora, una invitación insperada.
Al mar. Y su brisa y sus olas y su sabor y su fuerza y su rugido y su furia y su espuma y su belleza y sus atardeceres, qué digo , sus amaneceres aún mejor ...
A los besos.Los tempestuosos, grandes, húmedos, con dientes, lengua, de cuerpo entero. Los dulces, trémulos, ansiosos y delicados. Los tiernos, tibios, largos y dulces. Todos.
A las manos. Las largas y ansiosas. Las pequeñas y curiosas. Las delicadas y pálidas. Pero mis favoritas, las fuertes, venosas, inquietas, algo toscas, siempre generosas. Y toda el arte que estas maravillosas partes de nuestro cuerpo son capaces de realizar. Desde el tacto, el dolor, el descubrimiento, la ayuda. Escriben y dibujan, moldan y agarran, juegan y sirven.
Y a ti.

4 comentarios:

  1. Alas, ranas, princesas, libélulas, tigres, ciclones, horas azules, capas de seda y sueños, lluvia desde los labios, pétalos, chimeneas donde anidan cigüeñas, puentes hacia todos los corazones, saltimbanquis que lleven nuestro nombre, una olvidada canción de amor, todas las nieves, todos los ciervos, todas las ventanas pintadas de luna y golondrinas, conejos y japonesitos riendo, huellas nostálgicas, el mar con un sombrero de cerezas...

    Y que todo el mundo se enamore sólo por razones sentimentales...

    ResponderEliminar
  2. Una segunda lectura: Notable lo escrito.

    Que tu corazón siempre esté a orillas del maravilloso mar. Y que los días que vengan a ti tengan un mascarón de proa pleno de fantasías...

    Hasta el sábado. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Ardió la hierba y vinieron todos los otoños, los olvidos, anclas y herrumbres; pasó la vida con ojos de ciego; hubo navegantes que llegaron desencantado, raídos y con los remos rotos; alguien se sacó la máscara de las ausencias y tocó con los dedos la hierba donde tú pusiste la frente.

    Y hubo un resplandor...

    ResponderEliminar
  4. Nada que decir... Adicto a encontrar en otro los mismos deseos que tengo yo... El problema es que esa adicción es un poco cara, pues ese placer no lo encuentras todos los días
    Por eso... doblemente placentero, y doblemente adictivo

    Gracias por adivinarme.. y sin conocerme. No pudiste escribirlo mejor

    Ah!!! te cambio la adicción al chocolate por la infantil adicción hacia el helado de piña...

    Desde el otro lado del muro...

    ResponderEliminar

Y tú, ¿qué quieres decir?