lunes, 15 de octubre de 2007

Yo te quiero bosque


Recuerdo cuando desperté y te pedí bosque. Miraba el cielo algo gris afuera e imaginaba tu sonrisa ante mi petición. Hay mujeres a quienes se les antoja chocolates o salir al cine. Y no es que esas cosas no me gusten, pero a mí me pasa a veces que quiero bosque.
Nací en ese verde sur de Chile y volé hacia un húmedo Brasil, que aún me roba el alma. Crecí en medio de lluvias de 38 grados y paseos con mi padre por el Amazonas.
Es lógico que quiera bosque.
Pero como toda locura mía, a ti te pareció tan cuerda y algunas horas después, estábamos salpicándonos de agua bajo una cascada. Caminatas, sol inesperado tras la neblina de la mañana, comida rica. El pan integral que me vendió ese chico, que intentaba hacerse el lindo antes que tú aparecieras. El moledor de hierba que te compraste en una artesanía...estamos tan progres, amor mío.
Cuando llegué a casa de nuevo, me dolían las mejillas. Mi piel blanca tenía el saludable tono de la manzanita que le regalaba el kiko a su profesor. Alcanzamos a bañarnos, tú siempre jabonándome más de la cuenta y yo comiéndome la mitad de la pasta de dientes con la que te cepillaba la boca.
Con el pecho aún alborotado partimos a mi pub-restaurant favorito, el Santo Remedio, y tomé más Vanilla Avalanche de las que hubiera debido. Entre los pétalos de rosa sobre la mesa, te dibujé un corazón con el dedo y te di los trocitos de tofu a la miel desde mi boca.
No podíamos dejar de ir a nuestro lugar, donde nos conocimos, y ya de madrugada llegamos
a La Batuta. Como si fuera un sueño el DJ era nada menos que Alvaro España, de nuestros amados Fiskales. Nos tomamos de las manos emocionados como un par de groupies, al borde de la lágrima. Te acercaste a Alvaro y le mostraste tus patillas- copia feliz del Edén- y riéndose te dijo "no me simpatillas". Volviste a la pista de baile con la mejor sonrisa de plenitud del mundo. Bailamos toda la noche amor, toda la noche.
Caímos rendidos.
Despertamos tarde.
Miré el reloj y se me apretó el pecho.
Toqué tu rostro, tu boca entreabierta y te desperté "amor, amor, ya se acabó el sueño". Me levanté antes que me retuvieras y te preparé algo rico, que te fuiste comiendo camino al aeropuerto.
Benditas gafas, cubrieron mis ojos de regreso.
Gracias por esos momentos.

2 comentarios:

  1. Ayer tuve la ocasión de almorzar con un sobrino y su polola brasileña. Ambos se van de vacaciones a un pueblito cerca de Brasilia.

    Oh, Brasil de mi corazón. Cuando regrese desde el fondo de la eternidad lo haré en forma de tucán.

    Tu texto me recordó mis años en el verde sur de mi lejana provincia.

    Un abrazo.

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  2. Me siento tan afortunada de poder contar entre las páginas de mi historia que yo aprendí a caminar, a bailar y a reir allá...

    El Cristo en lo alto, el pan de azucar, Leblon a tres cuadras y el sol.

    Un abrazo de desarraigados. Con todo mi cariño pra voce.

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Y tú, ¿qué quieres decir?