lunes, 8 de octubre de 2007

Sangro en tinta


Duermo a veces con ese calor del sonido de mar de fondo.
Siento en la oscuridad tu respiración oscilante.
Me quema esta sensación de ser infinitamente más grande al ser cada vez más pequeña.
Rugen las olas tras tu ventana y ese mar que no te suelta me reta desafiante.
Me deslizo suavemente de tu lado, abriendo tu mano que inconscientemente me atrapa.
En la oscuridad develada por esta luna gigante que nos ha tomado por sorpresa, doy pasos hacia el llamado que golpea mi pecho.
Abro el ventanal quejumbroso y el viento salado atrapa mi cara, besa mi boca, pellizca mis mejillas. Está subiendo la marea. La espuma bravía se avalanza sobre las rocas y mi corazón se inquieta.
Cierro los ojos y allí, a tantos metros de altura sobre ese mar allá abajo, aún puedo sentir el agua mojando mis pies. Saltan a mi cara chispas valientes de sal hirviendo. Claman mis ansias. Mi amante se desangra en tinta. Mi amante jamás me ha buscado. Él solo sabe que yo siempre fui suya. Estoy desnuda y mi piel se eriza de frío, abro la boca y se apodera de mí todo el mundo. Una marejada gigante me sacude. Eres tú, vikingo mío, amante, dueño y Dios mío. Has llegado.

2 comentarios:

  1. Bicho Diosa Mujer mía.
    El mar no solo es tu amante.El mar eres tú y ruge por tus ojos.
    Pero yo te acompaño todo el camino.
    Soy tu roca, tu playa.
    TAM
    D

    ResponderEliminar
  2. Dulcísimo.
    Ya sabes del mar.
    Juegas a domarlo.
    En tu tabla.
    Con tus brazos.
    Con tu alma entera.

    Solo a través de tus ojos transparentes, en tu pecho al descubierto, con el mapa de tu historia en tu piel... solo tú podrías contenerme a mí también. Y amarme tal cual soy...en mareas.

    ResponderEliminar

Y tú, ¿qué quieres decir?