
Veo tu perfil enmarcado por la luz de la mañana, siento tu respiración pausada, el brazo que se negó a soltar mi cuerpo contra el tuyo toda la noche. Me muevo apenas para sentir como de inmediato reaccionas y me atraes hacia ti. Como si fuera a escaparme, cosa bella, como si fuera... tus ojos entrecerrados esbozan una sonrisa y tu boca llega a mi boca como en el mejor de los sueños. Bello, bello, esculpido a mano de dioses, tu cuerpo sin fallas, tus manos suaves, tu perfil isleño, tu piel caoba entre mis piernas nevadas, tu boca grande y generosa. No dejas de tocarme ni por un momento, ni por un centímetro de piel. Esperas a que muera una y otra vez bajo tu cuerpo endiablado, mientras susurras palabras que apenas entiendo. Y te digo que sí a todo, que sí mil veces, que lo que sea que quieras es tuyo, que tan solo no dejes de tocarme así, que no dejes de moverte así, que no dejes ni por un segundo de mascullar palabras calientes en mi cuello, que sí , que sí, que te quiero entero, que sí, que sí, que te pertenezco, que por favor, por favor no pares, que tu amor, que tu piel, que tu sexo, que tus palabras, que tus manos... me sanen.