Te miré uno de esos días tras el ventanal. Las manos en los bolsillos y la sonrisa dulce pegada a la piel. La espalda siempre recta y ese gesto tuyo de inclinar la cabeza y entrecerrar los ojos cuando quieres decir algo de verdad. Y lo supe como si de siempre, como si develado de pronto, como si la certeza me hubiera estado esperando hace un buen tiempo atrás. Y el corazón se me entibió de repente y mis manos temblaron un poco y entendí que no había vuelta atrás. Tú eras mi hombre todo este tiempo...amor, te lo prometo, solo es cosa de saber esperar.
Mañana comento...
ResponderEliminarComento mañana esta joya...
ResponderEliminarQué regalo tan bello, amiga mía. Tiene una dulzura que conmueve los caminos del alma. Abrazos.
ResponderEliminary habrá alguien que les enseñe a amar....
ResponderEliminary cuando el camino ya está transitado???..
la rosa marchita... sigue siendo bella????...
y que pasa cuando te has marchado al otro lado del muro?....
a ver... a ver...
perdona mi rabia... no... no tengo que pedir disculpas por sentirla...
los niños no lloran...
Sólo paso a dejar un beso y me retiro en silencio...
ResponderEliminarMentesSueltas