Cuando me necesites, cierra los ojos. Estoy aquí todo el tiempo. Esperando por ti en medio de la niebla del sur que soñamos. Buscando en la cocina algo rico con que despertarte. La ventana enmohecida y empañada con el frío afuera. La lluvia dándonos un respiro. Y llego a tu lado, te despierto con un beso, me atrapas y rodamos en la cama. Me río a carcajadas y te pido que nos levantemos. El día comienza allá afuera y hoy tenemos que hacer algo por el mundo. Me miras con esos ojos tuyos, tan dulces y profundos. Mientras me desnudas sé que me has entendido.
No hay nada mejor que no necesitar palabras para sentirse entendido. Una mirada basta, a veces ni siquiera éso. A veces sólo se necesita el pensamiento.
ResponderEliminarUn abrazo mudo.
Había hermosos caballos extraviados tras la niebla. Y senderos que se bifurcaban hacia otros mundos. La barba del padre (al decir de Efraín Barquero) lo alejaba como una niebla...
ResponderEliminarPero se adivinaban pasos de extraños seres que nos traían canciones de la infancia.
Un abrazo admirativo.
Deliciosamente hermoso. Abrazos.
ResponderEliminarHay momentos que son mezcla de imposibles y extrañanzas. De sueños incompletos y corazones desatados.
ResponderEliminarHay momentos que existen solo porque el alma nos los exige.