No puedo seguir escribiendo. Tengo las manos y el alma llenas. Debo a cada capítulo de mi historia, las verdades que he ido develando en el camino. Y cada día soy menos y al mismo tiempo tanto.
Ya no soy yo sola, sino el mundo entero. Y tú, que vas a mi lado, gracias a la vida, también.
He de agradecerles tanto. A mi querido mentecato que creyó en mí cuando yo no lo hacía, a Carmen por su hermanadad secreta, a Susana por su poder femenino intenso, a Cassandra por sus pasiones, a Fernando que se nos alejó tras despedirse con un abrazo eterno...a cada uno de ustedes que me visitaron.
Aún no cerraré la puerta, pero creo que guardaré los recuerdos y aprendizajes luego, para transformalos en pequeñas estrellas que me guiñen desde el cielo.
Un gran gran abrazo...